Estudié una carrera con la finalidad de seguir lo que los estatutos sociales marcaban; que me permitiera vivir bien e irme superando profesionalmente. No sólo logré una licenciatura en Pedagogía; también obtuve una maestría con una especialidad demandada por el momento actual en una universidad renombrada. A nivel personal me enamoré, me casé y me embaracé; me sentía contenta con lo que había logrado. Pero en la vida suceden cambios y en mi vida sucedió un parteaguas; perdí a mi bebé y me divorcié. Este evento hizo que me enfrentara a quien soy en realidad…

Desde muy joven he percibido cosas y empleaba la energía de forma natural para ayudar a la gente; esta situación sólo la conocía mi familia nuclear. Me casé y mi exmarido no sabía nada al respecto; aunque poco a poco se fue dando cuenta; creo que no del todo.

Cuando me divorcié en el camino de la búsqueda hacia la paz interior, me topé con una persona que me dijo: “tú tienes que hacer algo  …”, esas palabras fueron una llamada de atención; así que ese día al llegar a mi casa pedí a Dios que me guiara…

A la semana escuché a dos personas que conversaban sobre sanación con Ángeles; eso llamó mi atención y sin conocerlas, les pedí que me dieran más información.  Así llegué con la primera persona que me daría un curso sobre Ángeles; a partir de ahí constaté aún más lo maravilloso que es el mundo de luz, el mundo angelical, el mundo de la conexión. Me fui desarrollando poco a poco, tomé cursos para aprender técnicas y empecé a dar terapias, cada vez con más amor hacia esto que a veces parece tan misterioso.

Además de las terapias continuaba trabajando en una empresa, donde si bien ejercía mi profesión, lo que hacía ya no me satisfacía del todo; al contrario, entre más practicaba la sanación energética, lo otro me parecía cada vez más ajeno a mí.

Trataba de expandir mis horizontes para dedicarme a este tipo de sanación, pero algo me lo impedía; el simple hecho de saber que tenía que darme a conocer me bloqueaba, me hacía sudar; así que lo evitaba; de modo que para mí resultaba cómodo atender únicamente bajo recomendación.

Conforme pasaba el tiempo se agudizaba en mí el amor hacia la sanación angelical y energética, lo que me daba mayor satisfacción al ver los maravillosos cambios que obtenían las personas que asistían a consulta; personas que después de un tiempo sólo me buscaban para darme las gracias. Todo me iba llevando a mi camino… ¡Tenía que hacer algo!

Pasé por todo un proceso de autoconocimiento y conforme iba avanzando en mi propio crecimiento, también mejoraba en la implementación de las terapias, ya con 13 años practicándolas.

Indagué, me di cuenta de que mi bloqueo respecto a que el mundo me conociera estaba en mi subconsciente; trabajé en ello –por supuesto de forma energética –y como resultado, aquí estoy.