Nada de lo que sucede en tu vida es un error

Nada de lo que sucede en tu vida es un error; tampoco es mala suerte.

¿Por qué algunas veces sientes que todo marcha bien y de repente surge algo que te detiene?

Mucho reside en tus relaciones. Si. Proviene de la forma en que te has relacionado con los otros.

Primero está la relación con tus padres, quienes no sólo te muestran cierta forma de vida y creencias, sino que además te han tratado o educado de tal forma que, posiblemente, has desarrollado emociones poco gratas no sólo hacia ellos; sino también hacia ti mismo.

Como el padre ausente que te hizo sentir abandonado y despreciado.

Después, con esa información en tu mente y en tu cuerpo buscas a las personas que confirmen lo que han hecho tus padres, como parejas, jefes, compañeros de trabajo, amistades, vecinos, e incluso la persona que te atendió al hacer una solicitud.

Y ¿Qué haces cuando alguien te trata mal?

Generalmente reaccionas:

• Maldices (hablas mal de ellos)
• Te enojas, te pones triste, lloras
• Te justificas
• Los juzgas
• Culpas a otros
• Buscas quien te dé la razón
• Piensas que la vida es injusta
• Tratas de ignorarlo

Pero sin importar si eres o no sensible, tu cuerpo lo siente.

Comienza a acumular esas emociones en tu cuerpo -creadas por la sensación de maltrato-, se estanca la energía la cual también contribuirá en la formación de tu campo electromagnético, atrayendo de lo mismo que hay dentro (personas y situaciones).

Y cuando ves o escuchas algo que recrea la emoción que viviste, se detona en ti la memoria o recuerdo de abandono o desprecio (y que está a nivel subconsciente); ya sea en la relación con tu jefe, tu pareja, tu amigo, o con quien sea que forme parte de tu vida, incluso con tus hijos.

Entonces cada relación que tienes viene a ti para que la resuelvas.

Cada relación es un llamado continuo que te dice “aquí estoy para que lo transformes”
Cada persona que viene a ti está ahí para que sanes la forma en que te ves / sientes ante ella.
Cada interacción es la oportunidad para hacer conciencia y darte cuenta de lo que está débil en ti.

Por eso nada de lo que sucede en tu vida es un error.
Todo lo que sucede en tu vida es una oportunidad para avanzar.

Y es común que este desafío aparezca cuando parece que todo está bien; para que puedas subir un escalón más en el proceso de sanación y de evolución, de lo contrario te mantendrías estático.

Porque al resolver y sanar tus relaciones, vas minimizando los traumas y los karmas con las personas que te rodean y que generan en ti la energía que crea tu vida.

Al sanar, tu alma va evolucionando, se va limpiando para unificarse con la energía más grande.

Caso contrario, cuando sólo reaccionas, entras en un círculo kármico de “me haces te hago”, siendo un paso para atrás en tu evolución y en la manifestación de tu vida.

Sé consciente del papel que juega la persona que crees que te hizo daño y date cuenta de lo que eligió vivir para ti: ¿Acaso no es por eso por lo que le llamas el Gran Maestro?

Y puede ser que no inicie con tus padres, tarde o temprano aparecerá ese ser de luz que te mostrará lo que tienes que trabajar en ti. No lo ignores y dale las gracias.

Porque la forma en que te relacionas es la forma en que se manifiesta la energía en tu vida, con el dinero, con el éxito profesional, con tu salud, con tu abundancia…

¿Y qué pasa con los ancestros que te heredaron ciertas creencias o forma de vida?

También los elegiste como parte de tu plan para evolucionar. Después de todo sigues manteniendo una relación con ellos y con su energía.

Lo interesante sería saber ¿Qué tienes que sanar al elegirlos como familia?

No es sólo sanar a la familia.

Es ir más allá para encontrar el origen del desequilibrio energético en cada “desatino” con las personas de tu vida, pues la “mala” relación no inicia en esta vida.

Sana, no reacciones.